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Pags 251
Pasta blanda
¡EL LIBRO CONTRA EL HOLOCAUSTO!
"EL DERECHO A LA VERDAD"
Este libro causó al autor una persecución sin precedentes en
su país, Austria, lo que obligó a Gerd Honsik a exiliarse en España para evitar
la prisión. Esto llevó a las autoridades austríacas a solicitar al gobierno
español su extradición. Pero la Audiencia afirmó ya en su auto de 7 de
Noviembre de 1995, que "el Ministerio Fiscal en sus alegaciones se opone a
la extradición de Gerd Honsik por no darse el requisito de doble
incriminación", añadiendo la defensa además que "se trata de un
delito político y, por tanto, excluido de la extradición". Y
continúa: "Tampoco es factible
encuadrar tal conducta como provocación al delito de genocidio pues éste exige
el propósito de destruir, total o parcialmente, a. un grupo nacional o
religioso. Tal propósito no puede afirmarse de los hechos por los que ha sido
condenado el reclamado (escribir y publicar esta obra), pues se refieren no a
un resultado, como exige el tipo, sino negar una verdad históricamente establecida,
y en cuanto tal sin encaje legal hasta la citada L.O. de 11-5-95 que sí recoge
expresamente la negativa, justificación o canalización de las conductas
genocidas..." . Tanto el juez como el fiscal estuvieron de acuerdo en que
el presente libro no conculca la ley española.
Honsik nos invita a recorrer, de su mano, las opiniones y
declaraciones de 37 testigos no escuchados hasta el día de hoy sobre tan
importante cuestión histórica.
PRESENTACIÓN DEL AUTOR
Permítame que me presente: Mi nombre es Gerd Honsik. Dudo
que Hitler haya dado muerte a seres humanos mediante el uso de gas. Aquí les
presentó a 37 personalidades cuyas declaraciones reafirman mi punto de vista.
Entre las personalidades que voy a citar aquí, para
comprobar que bajo el mando de Hitler jamás existieron cámaras de gas, se
encuentran:
Tres portadores de la Cruz de Caballero de la Segunda Guerra
Mundial,
Seis antiguos presos de los campos de concentración,
Un fiscal estadounidense,
Seis profesores universitarios, ocho historiadores, una
hindú
esposa de un diplomático-, un poeta, dos filósofos,
Cuatro franceses, dos ingleses, dos americanos, tres
reporteros,
Siete antifascistas e intelectuales izquierdistas,
Cinco judíos y quince académicos.
PERSECUCIÓN: Veintitrés de estas personalidades fueron
encarceladas por motivos políticos. Cinco de ellos fueron desposeídos de sus
títulos de doctorado por adherirse a la tesis en contra de las cámaras de gas.
Uno de ellos, seguramente por saber demasiado, falleció asesinado cuando,
durante el transcurso de un proceso político, fue internado en una clínica
psiquiátrica en los EE.UU. El crimen quedó a oscuras. Otro de ellos sufrió dos
atentados mediante bombas enviadas por correo, para hacerlo callar. También a
él aquí se le dará la palabra.
Los buenos están por todas partes. Es hora que se levanten y
se unan.
Gerd Honsik Kimigstetten, 20 de Agosto de 1988
INTRODUCCIÓN
Esta es la obra por la cual su autor, BERD Honsik fué
condenado, en Mayo de 1992, a 18 meses de prisión, después de un proceso que
duró cinco años y un juicio de varias semanas.
Honsik huyó a España.
El sacerdote católico Robert Viktor Knirsch, autor del
prólogo de esa obra y que ya anteriormentehabía ayudado a Honsik en su trabajo,
fué suspendido inmediatamente de su ministerio e ingresado en el manicomio de
Gugging, donde falleció al poco tiempo.
Las innumerables consecuencias que este libro y su
procesamiento causaron, quedan englobadas en el apéndice de la página 245.
Poco antes del proceso de Gerd Honsik, el presidente del
Colegio Austríaco de Ingenieros, Walter Lüftl, renombrado perito en materia
judicial (después de leer un artículo de prensa originario del autor del
presente libro) se convenció de que la masacre de judíos en el III Reich, jamás
se pudo haber llevado a término de la manera descrita, ni en las dependencias,
ni con los medios mencionados (Zyclon B y gases de escape de motores Diesel).
Resultado: en un plazo de 24 horas Lüftl fué suspendido de
sus cargos. A continuación, tal como la Justicia austríaca suele hacer, fue
procesado por "fomentar el resurgimiento del Nacionalsocialismo".
Al poco tiempo de la condena de Honsik, el mejor periodista
del gran rotativo austríaco "Kronenzeitung", el editorialista
Nimmerrichter, consiguió la autorización para contrastar la opinión histórica
establecida.
Pocos días después del juicio contra el presente libro y su
autor, defendió que la mayor parte de los judíos que murieron lo hicieron
víctimas de epidemias, y que no habían existido las instalaciones técnicas para
matanzas masivas por gas venenoso.
Resultado: El artículo de Nimmerrichter levantó una
"ola de indignación" y fué el inicio de una batalla periodística de
casi toda la prensa del país contra el Kronenzeitung, que duró casi un año. Y,
a pesar de que el propio Nimmerrichter fué perseguido por el régimen nazi, el
presidente de la "Asociación Cultural Judía", Paul Grosz, no dudó en
acusarle de "intentar el resurgimiento del Nacionalsocialismo".
Este ejemplo demuestra claramente como se ha abusado de esta
ley para defender la tesis de las "cámaras de gas"
CARTA DEL SACERDOTE VIKTOR ROBERT KNIRSCH
Estimado señor Honsik:
Usted se dirige a mí con la pregunta de si apruebo, desde el
punto de vista moral, su emprendimiento de escribir un libro cuyo fin es
investigar la concepción de la historia mantenida hasta el momento. Como
sacerdote católico apostólico romano, digo: ¡Sí!
Escriba este libro. Investigue la existencia de cámaras de
gas en el III Reich. De la remota experiencia de la humanidad de que la muerte
antecede o sigue al mal como una sombra, surge la comprensión de que la Verdad
forma parte del séquito del bien. Es el derecho de que todo quien busque la
verdad pueda dudar, investigar y equilibrar. Y donde se exige a las personas
que ellas deben creer ciegamente, se hace notar una altanería, con tanta
blasfemia, que nos torna pensativos. Si bien ahora aquellos cuya tesis pone en
duda, tienen la razón de su lado, aceptarán todas las preguntas serenamente,
darán sus respuestas con toda paciencia. Y no seguirán ocultando sus pruebas y
actas! Pero si aquellos mienten, aclamarán al juez. Así se les reconocerá. La
verdad es siempre sosegada; ¡pero la mentira grita por un juicio terrenal!
Con mis respetos, saludóle atentamente
Sacerdote Robert Viktor Knirsch
Kahlenbergerdorf, 2/6/1988
CARTA DE GERD HONSIK AL MINISTRO DE JUSTICIA
"Auschwitz es la continuación de la Segunda Guerra
Mundial a través de la utilización de otros medios".
Johann Sauerteig
Amigo y colaborador del autor, muerto en un accidente bajo
circunstancias misteriosas, de noche, en una calle boscosa, en el año 1985.
Estimado Señor Ministro de Justicia:
Como Usted sabe, nuestro pueblo alemán en Austria y en la
República Federal de Alemania, carga en sus espaldas, desde el fin de la
Segunda Guerra Mundial, la acusación por la aniquilación de los judíos. Ni más
ni menos, se asevera que seres humanos fueron asesinados con gas. Primeramente
veinte, luego doce, después siete y, finalmente, seis millones. Ahora descubrí
que esta aseveración nunca fue investigada ni por los fiscales que la elevaron,
ni por los jueces que la utilizaron como base de su veredicto de culpabilidad y
ni siquiera por las "Instituciones de Historia Contemporánea",
ideadas durante la postguerra. Ningún perito juramentado quiso investigar el
arma utilizada para el delito (cámaras de gas y crematorios), los cadáveres
(cenizas y huesos de seis millones), ni el lugar de los hechos, (Birkenau,
Maidanek y Treblinka).
Jamás se llevó a cabo una investigación del lugar. Jamás
fueron oídos testigos de descargo. Jamás un tribunal austríaco investigó la
manipulación criminal, falsificación de documentos, el "Estatuto
1Londinense", una burla a todo orden judicial en el mundo y que formaba
una ley de juzgamiento criminal durante el juicio de Nürnberg. Jamás, durante
un juicio por asesinato en Austria, se pudo proceder de manera tan
irresponsable.
Sin embargo, jueces austríacos sostienen que las cámaras de
gas son "judicialmente conocidas". ¿Acaso Katyn no fue
"judicialmente conocido" antes que una comisión polaco-rusa
constatara durante el movimiento "Glasnost", después de 43 años que,
en ese caso, se trataba de un crimen soviético? ¿De qué vale, entonces, la
formulación de "judicialmente conocido", si en el juicio no se conoce
nada? ¿Si no fue examinado, si nada fue investigado, ni ningún testigo de cargo
fue escuchado? Espero no cometer un acto reprensible si dudo del
"Holocausto"; y esto seis millones de veces. Y si le pido someter a
los testigos y sus obras a un exámen por Tribunales austríacos, peritos
austríacos e historiadores austríacos fidedignos, como los habrá fuera del
"Instituto de Historia Contemporánea", del "Movimiento Austríaco
de Resistencia"y su "Centro de Documentación", el cual hasta el
momento ni siquiera pudo documentar su propia "resistencia".
Si dichos autores -cuyas obras no son indicadas (en las
listas de libros prohibidos) en Austria- mienten, las mismas deben ser
prohibidas.
Si no mienten, deberían ser valederas aquí, en el país, como
"judicialmente conocidas" de que el "Holocausto"es una
mentira, y que el "Instituto de Historia Contempránea", los
"combatientes"de la Resistencia Austríaca y el señor Simón Wiesenthal
son los cómplices del fraude más grande e indecoroso de la humanidad. Yo creo
que ahora deberían ser investigados y probados rápidamente estos hechos antes
de que la "Glasnost", desde Moscú, nos tome la delantera al respecto.
Atentamente, GerdHonsik
PD: Estoy de acuerdo con Ud. de que no se debe vanagloriar a
Hitler pero asimismo supongo que Ud. coincidirá conmigo en
que tampoco se le debe endemoniar. Ninguna ley nos obliga a mentir.
EL AUTOR
A Gerd Honsik se le empezó a conocer en Austria como poeta
cuando fue publicada su balada "Despedida a los caballos de Alemania"
en el periódico universitario liberal "DieAula" (num. 7, 1981). Entre
un total de siete trabajos publicados, sólo dos son de contenido histórico; los
otros cinco volúmenes están dedicados a la poesía.
Gerd Honsik pertenece a un grupo de los llamados
"revisionistas", que cuestionan la versión oficial sobre la historia
reciente de Europa. El no ha negado irreflexiva y lapidariamente el así
denominado "holocausto"; lo único que plantean es la posibilidad de
recabar información de la forma más meticulosa en el mismo lugar de los hechos.
Pero aunque los revisionistas han sido siempre comedidos en
sus planteamientos, ello les ha servido de poco. Según una ley austríaca que no
tiene parangón en el mundo, Honsik fue condenado a 18 meses de prisión por sus
preguntas, tal vez incómodas para algunos, sobre lo que se ha denominado
"actividad nacionalsocialista ".
En 1992 se exilió en España. A pesar de que la justicia
española (el Tribunal Constitucional estuvo dividido sobre este asunto) rechazó
la solicitud de Honsik de refugiado político, la Audiencia Nacional negó al
gobierno austríaco la extradición solicitada. Tanto el juez como el fiscal
estuvieron de acuerdo en que el presente libro no conculca la ley española.
Honsik vive retirado en España y sólo muy de vez en cuando
sus lectores alemanes pueden leer sus nuevas baladas.
Entretanto, las dudas que Honsik planteó en Austria ante los
tribunales han sido confirmadas ampliamente por uno de los" principales
redactores del semanario alemán Der Spiegel, Fritjof Meyer.
Meyer, que también es historiador, plantea serias dudas
sobre el denominado "holocausto". Afirma incluso que ha llegado a
estas convicciones gracias a Honsik.
Fritjof Meyer mantiene la opinión de que en el campo de concentración de
Auschwitz no fallecieron a causa del gas los hasta ahora mencionados 6.700.000 judíos.
Las cámaras que se muestran a los visitantes no serían sino simulaciones con
las que se ha engañado al mundo entero. Las mencionadas serían cifras
propagandísticas, y las diversas confesiones utilizadas con tal objetivo fueron
conseguidas mediante torturas.
¿Por qué calla durante decenios el gobierno alemán respecto
a estas cifras inspiradas en la propaganda? ¿Se estará por fin rompiendo el
dique?
PUNTO Y FINAL A LA LEYENDA DE LAS CÁMARAS DE GAS
EL PERITAJE DE GERMAR RUDOLF
El hoy octogenario oficial de la 2- Guerra Mundial, General
Otto Ernst Reme, (condecorado con la Cruz de Caballero, distintivo de lucha
cuerpo a cuerpo), fué condenado por la Justicia Alemana a dos años de prisión
por haberse atrevido a poner en duda la tesis del "Holocausto".
Su defensor, el abogado Hajo Herrmann, encargó entonces a un
químico competente, efectuar un peritaje sobre la cuestión de las cámaras de
gas. Encontró, en la persona del joven químico diplomado Germar Rudolf, que se
encontraba entonces en situación de acceder al doctorado en el Instituto Max Planck
de Stuttgart, al hombre científicamente cualificado y dispuesto a enfrentarse a
la difícil tarea.
Rudolf examinó la única "Cámara de gas" de
Ausschwitz que había quedado intacta (denominada "Centro de la
muerte" en la literatura correspondiente), e hizo analizar pruebas de
ladrillos y mortero en el Instituto. El resultado coincide con el del experto
americano Fred Leuchter:
En estas dependencias jamás se han utilizado gases
venenosos.
Del Zyanid, que al contener ácido prúsico hubiera
permanecido en las paredes, e incluso hubiera teñido las piedras de un intenso
color azul, no había ni rastro en las muestras analizadas.
En cambio las cámaras de desinfección de ropa (piojos) que
todavía están todas en pie y donde efectivamente se utilizó gas Zyclon B, permiten,
aún hoy, verificar el color azulado de sus paredes.
Rudolf mandó los resultados de su investigación, tal como se
suele hacer en el mundo científico, a todos y cada uno de los 306 profesores de
química de las universidades alemanas, para recibir el visto bueno a su teoría,
sin que ninguno de ellos le diera una opinión contraria.
Resultado:
El director del Instituto Max Planck, Dr. Simón, suspendió a
Rudolf de su cargo y le despidió.
En una toma de posición, el profesor Simón dijo
literalmente: "Cada tiempo tiene sus tabúes... Ni siquiera nosotros, los
científicos tenemos derecho a oponernos a este tema. Tenemos que aceptar que
nosotros los alemanes, tenemos menos derechos que otros."