Las mentiras de los hornos de Hitler de Olga Lengyel - Enrique Abaroa

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Pags 48
Pasta blanda

Esta  investigación  revisionista  fue  elaborada  con  la  intención  de  derrumbar  algunas  de  las  mentiras que  han  propagado  hasta el exceso,  dos obras  proshoah  de  divulgación  masiva  durante  más  de  60 años. Noche  y  Niebla  es  un  documental  realizado  en  1955  por  el  recién  fallecido  director  Alain  Resnais, que muestra  los  "horrores"  del Holocausto  mediante  una combinación  de  material  cinematográfico de  archivo,  un  guion  crudo  y  una  narración mesurada,  que,  finalmente,  dio al  mundo  una  joya propagandística  aparentemente  inobjetable. Por  otro lado, Los  hornos  de  Hitler  (1946)  es  el  título  en  español  que recibe la  ya  clásica  obra literaria escrita por  Olga Lengyel,  afamada exinterna  del  campo  de concentración  de  AuschwitzBirkenau. Seguramente cualquier  persona  que,  buscando  conocer  a  fondo  la  verdad  sobre  el  Holocausto, consulte  distintos  medios  de  información,  se encontrará  con  cortometrajes  y  archivos  fílmicos extraídos  casi siempre  del  mítico  documental  de Resnais,  antes  mencionado, o  bien, leerá  el libro de  Olga Lengyel,  descubriendo  el material fotográfico  que  la autora incluyó  para potenciar  el impacto  de su  historia.  Aspecto  relevante de la  falta  de originalidad  y  carencia  de rigor  histórico  e investigativo, pues  de  esas dos únicas  "fuentes  fiables"  se  han  multiplicado  los  sofismas, tergiversando  la  historia,  y  finalizando  con  la  creación  de  una  fábula indefendible. ¿Quién no  recuerda  las  tradicionales  (pero  siempre  impresionantes)  imágenes  de los  cientos  de cadáveres  esqueléticos  que yacen  en  los  campos  de concentración?  ¿Quién  no  recuerda  las  fosas atestadas  de cuerpos  desnudos  o  a  los  sobrevivientes  que difícilmente caminaban  sobre  el  barro? Y,  sobre  todo,  ¿cómo  olvidar  aquella  terrorífica  imagen  en  la  que aparecen  más  de  veinte  cabezas rapadas  y  amontonadas  en el  piso? Probablemente  usted  leyó  en  el  libro  de Lengyel  aquella mítica nota  que rezaba:  «Los  cuerpos pertenecientes  a  estos  cráneos  sirvieron  para  la fabricación  de  jabón  y  artículos  de  cuero»;  y,  al ver la famosa foto,  tomó  como  verdadera  tal afirmación. Ahora  bien,  si  algún  lector  o investigador  tuvo  la  oportunidad  ver  el  trabajo  fílmico  de Resnais, también  fue  testigo  de  esta  misma  escena:  Mientras  aparecen imágenes  de  cadáveres  almacenados en contenedores de concreto,  cuerpos  decapitados  y cabezas en un recipiente  cilíndrico,  el narrador Michel  Bouquet  comenta:  «Con  los  cuerpos...  no  se puede decir.  Con  los  cuerpos  hacían... jabón...». Hasta ahora,  ambas  obras  presentan  una  sola  versión  de  los  hechos,  que,  dicho sea  de  paso,  fue perfeccionada con el  paso del  tiempo,  añadiendo el  conocido  mito  de un "origen  judío"  a ese  jabón. ¿Acaso    los    alemanes    decapitaban   a    sus    víctimas    judías    para    convertirlas    en    tan  escandaloso producto? ¿Era la  decapitación  algo  común  en  los  campos  de  concentración?  Si  esto  no  es  cierto, ¿cómo  se  explica la aparición  de  cadáveres  sin  cabeza  en  las  fotos  y  el filme? No  se preocupe,  a  través  del  presente texto,  usted  conocerá las  respuestas  a  estas preguntas.    Y cuando  logre dimensionar  la  magnitud  del engaño,  deseará  saber  todavía  más.   Sería  mejor  que empiece a  especular  sobre  lo  que lee  o  ve  en  las  obras  proshoah, pues  ni siquiera los  periódicos  "serios"  como El  Mundo, de  España,  informan  de  manera adecuada.  Ya  entenderá por  qué  lo digo.

Enrique  Abaroa.  
Agosto  de  2014.


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